Pues pasó, cumplí los temidos TREINTA y no se siente nada mal. Igual ese miedo a envejecer y a la gravedad que se llevará lo poco que tiene de atractivo mi cuerpo, está completamente cubierto por esta aventura de vida que llevo por el momento, así viviendo en casa de la chingada sin estar segura ni por qué, hablando a señas la mayor parte del tiempo, comiendo las mugres que logro cocinar y sin papeles ni futuro... No se, talvez sea eso o la edad nomás no me va a pegar. El festejo de cumpleaños fue una buitrés pro-fe-sio-nal. Resulta que decidí tener una cena con mis nuevos amigos, todos de la escuela de alemán: Jen, la gringa, Min-Tzu, la taiwanesa que infla mocos, Erika, la adolescente sueca, y Regina, la austriaca novia del bomboncito francés que ya no está en Viena, más E, ¡claro! Me pasé toda le semana pensando en el lugar al que quería ir, cumplí TREINTA chingá! no podía ser cualquir lugar, buscaba algo que tuviera un significado. Por fin, el viernes (el día de mi cumpleaños, 10 de noviembre) a las 2 de la tarde se me ocurrió un lugar: KunstlerHaus Wien Café, el restaurant de un museo, uno de mis edificios favoritos en Viena, diseñado por Hundertwasser, un artista austriaco con el cual tengo un enamoramiento hace años. Busqué en internet el telefono, la dirección, el mapa de cómo llegar y ñoñísimamente, mandé el mail de invitación con todas las direcciones y la cita a las 8.30. Así, me pasé el día en pijama, sacandome los mocos sin ninguna respuesta de ninguno de mis invitados!! Para las 5pm empecé a desesperar y les mandé un mensajito comunal para preguntar patéticamente "¿vas a venir a mi fiesta?" y, entonces empezó el bombardeo, potque al mismo tiempo despertó la banda en México y comencé a recibir mensajitos por el MSN, mensajitos a mi celular y llamadas a mi celular... ¡Claro! para acabarla de joder, el muy maldito no tiene recepción en mi departamento, así que cada que sonaba tenía que colgar medio cuerpo por la ventana, en pijama, a 4°C para gritar "gracias abuelita", "gracias tía", ¡por suerte tengo una familia pequeña! Así que entre llamadas de México y mensajillos logré confirmar a 7 personas para cenar, entonces decidí llamar al restaurant para resrevar, y, buitrés no. 1: Cerraban a las 9, imposible lograrlo, considerando que E estaba en la escuela y salía hasta las 8.30. Rápidamente pensé en una segunda opción: Ra'mien, el vietnamita snob a la vuelta de mi casa! En chinga busqué en internet las indicaciones de cómo llegar y mandé el mensaje comunal, después llamé al restaurant para reservar y, buitrés no.2: No había lugar. Entonces sí entré en pánico, levanté los bracitos y corrí en círculos por el departamento, para esto ya eran las 7, así que volví a mandar un mensaje diciendo que no tenía lugar para cenar y que nadie se moviera hasta que lo encontrara!!!! Saqué mi guía fresita de Viena que me costó 4.50 euros y busqué algo cercano a mi casa, lo que fuera, encontré el Café Rüdigerhof que decía ser un lugar típico y acogedor, así que escribí el mensaje para ganar tiempo, pero esta vez no lo envié y llamé: Había lugar!!! Hice la reservación para 7 a las 8.45 pm, y envié el mensaje. Cuando me di cuenta eran ya las 7.35pm y yo seguía en pijama, buitrés no.3... En fin, me bañé en un minuto, me pasé el rastrillo por donde pude (No iba a recibir mis treinta con pelos en el sope y la pushita depeinada), saqué la blusa que quería usar y además de estar echa un chicharrón, estaba descosida, y, soy tan necia que no cambié de idea y la planché y la cosí, me sequé el pelo, me planché el fleco, me puse blush en las mejillas... y logré salir de mi casa a las 8.28pm. Cuando me llamo Min-Tzu para decirme que ya estaba en Hamburgerstraße 20 (la divertida dirección del Café) y que estaba CERRADO!!! No puedo ser más buitre, así que corrí, bueno, intenté correr una cuadra y después sólo pude caminar medio rápido el resto del camino. Al fin llegué y no, no estaba cerrado, la entrada era a la vuelta, así que logré tener una divertida y rica cena con lo más cercano que tengo a amigos, mi novio y dos extraños ¡Muy bien! Hasta me regalaron una rebanada de pastel de cumpleaños porque la dueña del lugar estuvo en sus juventudes en Chiapas y fueron, según sus propias palabras, "las fiestas más divertidas de su vida". La cena duró unas buenas horas en las que Min-Tzu nos hizo llorar de la risa con sus actuaciones y conversaciones totalmente dadas, además de sus coqueteos con lo que se mueva. Mientras el amigo sueco de Erika, Friederick, nos mataba con su risa cagadísima y Regina (no yo, la austriaca) nos corregía nuestro patético alemán. En fin, después de destrozar la calma y tranquilidad de este lugarcito típico nos dirijimos a un bar cerca de ahi llamado Shickaneder, a donde E y yo siempre habíamos querido ir con un grupo grande porque siempre los veíamos con envidia por estar solitos los dos sin amigos. Así que con esta oportunidad de estar en Shickaneder con amigos nos dirijimos hacia allá. Perdimos a 2 en el camino: a Clingy (Roxana de México que fue la gorrona de la fiesta, se le pegó a E de la escuela y además llevó a un amigo holandés sin nombre), que fueron por su coche y nunca los volvimos a ver. Al entrar al bar, Regina, Friederick y Erika se pasmaron porque estaba lleno y empezaron a quejarse, Jen alegó que se tenía que parar temprano y Min-Tzu no podía respirar por el humo, así que todos se fueron y me quedé ahí con E, los dos solos como siempre, buitrés no.4 Al rato llegaron 3 amigos de E del trabajo, pero casi todo el tiempo sólo hablaban en alemán entre ellos, así que no fueron de mucha ayuda... Ese fue mi buitre-festejo de treinta que terminó en un lugar llamado Shickaneder en Viena a las 4 de la mañana con E y yo bailando lambada "el baile prohibido".
11.14.2006
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